Cómo calcular balance energético

Conocer y ajustar tu balance energético te ayuda a influir de forma efectiva sobre el peso corporal. El equilibrio entre la ingesta energética y el gasto calórico determina si mantendrás, ganarás o perderás peso. En este artículo aprenderás como calcular balance energético de manera precisa y cómo utilizar esa información para lograr tus metas.

Se trata de un concepto es esencial para cualquiera que desee optimizar su alimentación, ya sea para perder peso, aumentar masa muscular o simplemente mantener un estilo de vida saludable. Conocerlo te permite tomar decisiones informadas sobre tu dieta y estilo de vida, adaptándolos a tus objetivos personales de salud y bienestar. No solo te ayuda a controlar tu peso, sino que también influye en tu nivel de energía, tu rendimiento físico, y tu bienestar general. 

¿Qué es el balance energético?

El balance energético es simplemente la relación entre las calorías que consumes al comer y las que quemas en tu día a día. Si consumes más calorías de las que gastas, tu cuerpo almacenará esa energía extra en forma de grasa, lo que lleva a un aumento de peso. Por otro lado, si quemas más calorías de las que consumes, perderás peso porque tu cuerpo utilizará las reservas de energía (grasa) para compensar la diferencia. Mantener este equilibrio es clave para controlar tu peso y mantenerte saludable (Hall et al., 2012).

Componentes del balance energético

Los componentes básicos del balance energético incluyen la ingesta de energía y el gasto de energía

  1. Ingesta de energía: Esto se refiere a las calorías que consumes a través de los alimentos y bebidas que ingieres diariamente. Cada alimento tiene un valor calórico que contribuye a la energía total que entra en tu cuerpo. Este es el primer componente clave del balance energético, ya que proporciona el combustible necesario para que tu cuerpo funcione.

  2. Gasto de energía: Incluye todas las calorías que tu cuerpo quema para realizar diversas funciones. Esto se divide en varios subcomponentes que explicaremos en el siguiente apartado

balance calórico; calcular balance energético

El equilibrio entre estos dos componentes determina tu balance energético y, por ende, tu peso corporal y salud en general. Mantener un balance adecuado es crucial para evitar desequilibrios que pueden llevar a problemas de salud a largo plazo.

El rol del metabolismo en el balance energético

La evidencia científica disponible sugiere que el cuerpo tiene una especie de “termóstato” energético, que se ajusta para mantener el peso corporal dentro de un rango específico (Hill et al., 2012). Este sistema de control es esencial porque asegura que el cuerpo tenga suficiente energía para funcionar correctamente sin acumular exceso de grasa corporal, Sin embargo, cuando este sistema se ve alterado, ya sea por factores genéticos, ambientales o de comportamiento, el equilibrio se pierde, lo que puede resultar en desequilibrios energéticos que afecten la salud a largo plazo.

Constituye normalmente la parte cuantitativamente más importante del gasto energético total, pudiendo llegar a representar hasta el 60-75% del total.

El balance energético es el factor principal que determina el aumento de peso y la acumulación de grasa corporal cuando el consumo de calorías supera al gasto energético y, aunque otros factores como las hormonas, el tipo de dieta y el estilo de vida también influyen, el balance energético sigue siendo el aspecto más determinante. Si quieres profundizar en todas las causas del aumento de peso, te recomiendo leer el siguiente artículo completo.

Calcular balance energético

¿Cómo se calcula el balance energético?

Para calcular el balance energético, necesitamos estimar por un lado el gasto energético total (GET), es decir, lo que gastas en un día y por otro lado la ingesta energética, cuántas kCal ingieres en un día. La diferencia entre lo que ingieres y lo que gastas da como resultado el balance energético que puede ser neutro, positivo o negativo.

Estimación del gasto energético

Para calcular el gasto total de energía diaria, es esencial comprender cómo el cuerpo gasta energía en sus diversas funciones. Los humanos gastan energía a través de la tasa metabólica basal (TMB), el efecto térmico de los alimentos (ETA), y la energía gastada a través de la actividad física (AF) (Hill et al., 2012). Vamos a detallar cada punto.

  1. Tasa Metabólica Basal (TMB): También llamado termogénesis alimentaria, es la cantidad de energía que tu cuerpo necesita para realizar funciones vitales básicas como respirar, la regulación de la temperatura corporal, el bombeo del corazón, incluso en reposo absoluto. Representa la mayor parte del gasto energético diario y puede variar según factores como la edad, el sexo, la masa muscular y la genética (Rosenbaum & Leibel, 2014).

  2. Energía gastada en la actividad física: Este es el componente más variable y depende de cuánta actividad física realices a lo largo del día. Incluye tanto la actividad física planificada, como el ejercicio, como la energía que gastas en actividades cotidianas como caminar, limpiar la casa, o incluso gesticular mientras hablas. Cuanta más actividad realices, más energía gastarás, lo que tiene un gran impacto en tu balance energético total (Hall et al., 2012).

  3. Efecto térmico de los alimentos (ETA): Es la energía que el cuerpo utiliza para digerir, absorber y procesar los nutrientes de los alimentos. Aunque este componente representa una porción más pequeña del gasto total de energía (aproximadamente 10%), es importante porque diferentes tipos de alimentos pueden tener diferentes efectos térmicos.

Fórmulas para calcular el gasto energético

Calcular el balance energético implica determinar cuántas calorías consumes y cuántas gastas diariamente. A continuación te explico las fórmulas básicas que te ayudarán a calcularlo de manera sencilla.

Tasa Metabólica Basal (TMB):

Existen diversas fórmulas para el cálculo del TMB pero la más ampliamente utilizada para estimarlo es la Fórmula de Harris-Benedict (1919), que se ajusta en función de la edad, el sexo, el peso y la altura.

Gasto energético por Actividad física

La energía gastada a través de la actividad física varía enormemente dependiendo de tu nivel de actividad. Se podría estimar el gasto a través de recoger el tiempo diario destinado a las diversas tareas de actividad física que uno realiza y estimar el gasto a través de métodos directos (calorimetría, acelerómetros..) o indirectos (mediciones metabólicas o cuestionarios autodefinidos).

La actividad física incluye un término llamado NEAT, que es el acrónimo para “Non Exercise Activity Thermogenesis”, que representa todo el gasto calórico ocasionado por cualquier actividad que no sea ejercicio físico.

La forma más común y práctica para calcular el gasto por actividad física es multiplicar la TMB por un factor de actividad cuyo valor dependerá de los patrones habituales de actividad. Lo que hace este factor de actividad es reflejar las calorías adicionales gastadas por la actividad física derivada de actividades cotidianas, trabajo o el deporte.

El informe “Human Energy Requirements” (Requerimientos Energéticos Humanos), publicado en 2001, establece los factores de actividad basados en distintos niveles de actividad física y proporciona recomendaciones globales para el cálculo de los requerimientos energéticos. Ha sido elaborado en conjunto por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Los factores de actividad física (FAF) recomendados en este informe son los siguientes:

  • Sedentario: TMB x 1.2
  • Ligera actividad: TMB x 1.375
  • Actividad moderada: TMB x 1.55
  • Actividad intensa: TMB x 1.725
  • Actividad muy intensa: TMB x 1.9

Efecto Térmico de los Alimentos (ETA):

El efecto térmico de los alimentos (ETA) representa del 5 al 15 % del gasto calórico total, en torno al 10% del total de calorías consumidas en un día. Por ejemplo, en el caso de ingerir 2.000 kilocalorías (kCal) al día, aproximadamente 200 kCal se gastan en digerir y metabolizar los alimentos.

La proteína tiende a incrementar el doble el efecto térmico de los alimentos con respecto a los carbohidratos (HC) y el triple con respecto a las grasas, motivo por lo que el ETA será más alto en una dieta alta en proteínas. El ETA oscila entre el 20-24% al ingerir proteínas, del 5 al 10% al ingerir HC , y del 2 al 5% al ingerir grasas.

Gasto Energético Total (GET)

Estimación de la ingesta energética

Una vez sabemos lo que gastamos, necesitamos estimar la energía que le aportamos al cuerpo a través de los alimentos, sean naturales o procesados.

Para determinar el aporte energético que es proporcionado por un alimento se requieren 2 elementos:

  • El análisis químico del alimento en sus componentes
  • Aplicar los coeficientes nutricionales específicos para los componentes energéticos

Nuestro cuerpo consume constantemente energía, que puede ser medida de diferentes maneras. Una de las formas más comunes es en kilojulios (Kj), que es una unidad de energía. Sin embargo, también podemos expresar esta energía en términos de oxígeno (O2), porque cuando tu cuerpo quema energía, utiliza oxígeno.

En base al alimento que consumes, cambiará la producción de energía, ya que cada alimento tiene nutrientes y cantidades diferentes. Los factores de Adwater son estándares que nos ayudan a calcular cuánta energía obtienes de diferentes tipos de alimentos:

  • Hidratos de carbono: 4 kcal/g o 17 Kj/g
  • Grasas: 9 kcal/g o 38 Kj/g
  • Proteínas: 4 kcal/g o 17 Kj/g
  • Alcohol: 7 kcal/g o 30 Kj/g

Estimar la ingesta a través de cálculos

La mayoría de los alimentos, especialmente los procesados incluyen información sobre las calorías por porción y por 100g. Puedes utilizar esta información para sumar las calorías de las porciones que consumes durante el día aplicando simples reglas de tres. Se puede utilizar una hoja de EXCEL para agilizar esta tarea.

Crear un registro de los alimentos, como un diario de alimentos, donde anotes lo que comes y las cantidades puede ayudarte a mantener un seguimiento consciente de tu ingesta energética.

Existen calculadoras de calorías online que te permiten ingresar los ingredientes de una receta y te proporcionan un estimado de las calorías totales del plato. 

Estimación de la ingesta a través de APPs

Hoy en día, la forma más rápida de estimar la cantidad de energía que ingieres a través de los alimentos es “trackear” tu ingesta mediante APPs. Estas permiten escanear códigos de barras, ingresar alimentos manualmente, y rastrear automáticamente las calorías y macronutrientes (grasas, proteínas y carbohidratos) que consumes cada día. De forma rápida, sencilla y precisa sabrás las calorías que ingieres en un día o incluso hacer una media de una semana entera.

Interpretación del balance energético

Una vez que has calculado tu balance energético, es crucial interpretar correctamente los resultados para comprender cómo afectan al peso corporal (PC), y con ello a la salud y bienestar. Este análisis te permite saber si estás consumiendo la cantidad correcta de calorías para alcanzar tus objetivos de peso corporal, ya sea mantener, ganar o perder peso.

Balance energético neutro: Si la cantidad de calorías que consumes es aproximadamente igual a la que quemas, estás en situación de mantenimiento, lo que significa que tu peso corporal se mantendrá estable. Mantener un balance neutro también es crucial para la estabilidad energética y para evitar fluctuaciones que puedan afectar la salud metabólica a largo plazo (Rosenbaum & Leibel, 2010).

Balance energético positivo: Si consumes más calorías de las que quemas, estarás en lo que se denomina “Superávit calórico”. Esto generalmente conduce a un aumento de peso corporal, ya que el exceso de energía se almacena y tiende a aumentar la grasa corporal. Este tipo de balance puede ser beneficioso para personas que entrenan y buscan aumentar su masa muscular. Si no se controla, puede resultar en un aumento de peso no deseado, contribuyendo al riesgo de obesidad y enfermedades asociadas (Hall et al., 2012; Hill & Wyatt, 2005)

Balance energético negativo: Si quemas más calorías de las que consumes, estarás en “déficit calórico”. Esto generalmente resulta en pérdida de peso, ya que el cuerpo utiliza sus reservas de grasa para obtener la energía que necesita. Mantener un balance negativo es esencial para quienes buscan reducir su peso corporal, pero es importante hacerlo de manera controlada para evitar déficits nutricionales o pérdida de masa muscular (Hill et al., 2012).

calcular balance energetico

La clave para interpretar correctamente tu balance energético es entender que no se trata solo de las calorías, sino de cómo esas calorías impactan tu cuerpo en su conjunto. Mantener un balance energético adecuado, ajustado a tus necesidades y objetivos específicos, es esencial para alcanzar y mantener un estado óptimo de salud.

Cómo ajustar el balance energético para ganar músculo o perder peso

La primera ley de la termodinámica asegura que el peso corporal no puede cambiar si, durante un tiempo específico, la ingesta y el gasto de energía son iguales (Hill et al., 2012). Es necesario ajustar el balance energético, en función del objetivo que uno tiene con respecto a su peso corporal, actuando sobre la dieta o sobre el gasto de energía para perder o ganar peso corporal. Esto lo convierte en uno de los factores más importantes a la hora de abordar cambios en la composición corporal de una persona.

Normalmente, conociendo el gasto energético total (GET) que tiene una persona, se ajusta la ingesta calórica (una estimación) en función de la intención de ganar o perder peso. Los resultados estarán mediados por el balance entre las calorías que entran y las que salen, de acuerdo a la Ley de la Termodinámica.

Calorías de mantenimiento

La estimación que sencillamente te ayudarán a mantenerte en el peso corporal que tienes son “las calorías de mantenimiento”, donde la ingesta y el gasto energético está equilibrado. En base a estas calorías de mantenimiento, podemos sumar o restar calorías en función de objetivos de ganancia de masa muscular o de pérdida de peso.

Evidentemente una persona sedentaria tendrá un mantenimiento menor que una persona físicamente activa, pero la razón por la que hay tanta variabilidad personal en este apartado es porque el NEAT es uno de los principales reguladores del gasto energético.

La relativa estabilidad del peso corporal de un día para otro es consistente con la visión de que el equilibrio energético está sujeto al control fisiológico (Hill et al, 2012)

Cómo perder peso corporal

Se sabe que medio kilo de grasa (una libra) contiene aproximadamente 3.500 calorías (Hall, 2007), lo que significa que para perder esta cantidad de grasa corporal, se requiere crear un déficit calórico equivalente, ya sea reduciendo la ingesta calórica, aumentando el gasto energético mediante actividad física, o una combinación de ambos.

Reducir entre 250 y 500 kcal al día permite que el cuerpo queme grasa gradualmente, usando las reservas de energía almacenada para compensar el déficit resultando en una pérdida de peso gradual y saludable. Un déficit de 500 kcal diarias es más rápido y agresivo, pero no debería ser usado más allá de 4-6 semanas de forma continua, mientras que 250 kcal es una reducción más gradual y sostenible más tiempo.

Comprender la fisiología de la quema de grasa puede ser un gran aliado en el proceso de pérdida de peso, ya que te ayuda a entender cómo y cuándo el cuerpo utiliza la grasa como fuente de energía y qué factores facilitan o dificultan este proceso. Además del déficit calórico, entender el papel de hormonas clave, y el proceso de lipólisis (la descomposición de grasas), puede ayudar a tomar decisiones más informadas y efectivas sobre tu dieta y entrenamiento, por eso te dejo el siguiente enlace si es de tu interés:

Cómo ganar peso corporal

El peso corporal puede cambiar solo cuando la ingesta de energía difiere del gasto de energía durante un período de tiempo determinado (Hill et al., 2012). Si la ingesta de energía excede el gasto de energía, se produce un estado de balance energético positivo y la consecuencia es un aumento en la masa corporal, de la cual el 60-80% es generalmente grasa corporal (Hill & Commerford, 1996).

Para ganar masa muscular de manera eficiente, un superávit de entre 250 y 500 kcal al día es generalmente recomendado. Un superávit más pequeño de 250 kcal es adecuado para una ganancia de músculo más gradual y controlada, con menos ganancia de grasa, mientras que un superávit de 500 kcal es ideal para un crecimiento muscular más rápido pero con mayor riesgo de acumular grasa. En esto, no podemos obviar la importancia del entrenamiento de fuerza si queremos aumentar la masa muscular.

En definitiva, para ganar masa muscular es necesario crear un superávit calórico o consumir más calorías de las que el cuerpo necesita para mantener el peso actual. Estas calorías adicionales proporcionan la energía y los nutrientes necesarios para que el cuerpo repare y desarrolle el tejido muscular después del entrenamiento de fuerza.

Ganar músculo "limpiamente"

Todas las personas desean ganar masa muscular sin ganar grasa corporal pero la realidad es que es es difícil de lograr excepto cuando cuando eres un principiante o novato con el entrenamiento de musculación. Esto puede ocurrir al principio porque el umbral de adaptación es muy bajo, pero a medida que se acumula cierta experiencia con el entrenamiento y hay una adaptación mayor, se hace necesario establecer fases y adecuar el entrenamiento y la alimentación a ellas.

Ajustes por las señales de saciedad

Puedes modificar tu ingesta calórica a la alta o a la baja de forma cualitativa simplemente basándote en tu saciedad tras las comidas. En el caso del balance energético simplemente centrarse en estar un poco más lleno al final de cada comida puede ser suficiente para pasar de un ligero superávit a uno más agresivo que te ayude a lograr el ratio de aumento de peso que estás buscando. De la misma manera, reducir paulatinamente la ingesta calórica basándonos en las sensaciones de hambre y saciedad puede ser suficiente para lograr una pérdida de grasa corporal controlada que puedas mantener en el tiempo.

Factores que afectan al balance energético

El metabolismo y los genes

El metabolismo es la velocidad a la que tu cuerpo quema calorías para mantener funciones básicas. Un metabolismo más rápido quema más calorías, afectando al balance energético. Las variaciones en la Tasa Metabólica Basal (TMB) son clave en este proceso.

Los genes pueden influir en tu metabolismo, cómo almacenas la grasa y cómo respondes a la dieta y al ejercicio. Esto puede hacer que algunas personas sean más propensas a ganar o perder peso.

El flujo de energía

El equilibrio energético se regula mejor a niveles altos (pero no excesivos) de actividad física es una idea que fue propuesta por primera vez por Jean Mayer y colegas en la década de 1950 (Mayer et al., 1956; como se cita en Hill et al., 2012).

Esta idea te invita a pensar que adaptar la ingesta de energía a un alto nivel de gasto de energía probablemente será una estrategia más factible para mantener un peso saludable que restringir la ingesta de alimentos para satisfacer un bajo nivel de gasto de energía (Hill et al., 2012).

La razón es que la fisiología humana se desarrolló en circunstancias que conferían una ventaja para lograr el equilibrio energético a un nivel relativamente alto de gasto energético (en comparación con la tasa metabólica en reposo) -un alto rendimiento energético- o alto flujo energético. 

Las adaptaciones a la dieta

Las reducciones en el gasto de energía en respuesta a las disminuciones en la ingesta de energía causarían una pérdida de peso real menor de la esperada (Hall et al., 2011). Lo mismo sería válido para el aumento de peso, el aumento de peso esperado sería menor que el esperado a partir del grado de balance energético positivo debido a la interacción entre los componentes del balance energético. Según Hall y su equipo, demostraría que la estimación tradicional de una medio kilo de pérdida de peso con cada 3.500 kcal de balance energético negativo no era cierta.

La composición corporal

La composición corporal influye directamente en cuántas calorías necesitas diariamente. Las personas con mayor masa muscular y órganos más grandes tienden a tener una tasa metabólica basal (TMB) más alta, lo que hace que quemen más calorías, incluso en reposo, ya que el músculo es metabólicamente más activo que la grasa.

Otros factores como la edad o el sexo

El metabolismo se ralentiza a medida que envejecemos, atribuido en gran medida a la pérdida de masa muscular, lo que altera el balance energético.

Los hombres, que tienen una mayor cantidad de masa muscular con respecto a las mujeres, generalmente queman más calorías que ellas.

Las hormonas

La forma en que se logra el equilibrio energético puede verse afectada por las características de la fisiología humana (Hill et al., 2012). La conducta que una persona realiza puede generar cambios hormonales, potenciar desequilibrios hormonales y eso afectará a la fisiología y al equilibrio energético.

El estrés, a través de la elevación del cortisol, puede conducir a llevar una alimentación menos saludable. Otras hormonas pueden ser afectadas por la calidad del sueño o el descanso inadecuado, como la leptina y la grelina, afectan a las señales de saciedad y de hambre, que regulan el apetito.

Factores socioeconómicos

El nivel educativo y los costos de los alimentos pueden influir en las elecciones dietéticas

Errores más comunes al calcular el balance energético

Cuando vamos a calcular el balance energético, es común cometer algunos errores que pueden llevar a resultados imprecisos y que pueden ser una losa para tus objetivos de ganancia o pérdida de peso corporal. Aquí te detallo algunos de los errores más comunes:

Subestimar la ingesta calórica

Uno de los errores más frecuentes es no contabilizar correctamente todas las calorías consumidas. Es fácil olvidarse algo como cucharadas de aceite o el azúcar del café, o subestimar las calorías de pequeños snacks, salsas, y bebidas refrescantes, lo que puede llevar a un cálculo incorrecto. El resultado puede ser un balance energético positivo camuflado por unos datos alejados de la realidad, lo que podría llevar a un aumento de peso no deseado.

Sobreestimar el gasto energético por actividad física

Muchas personas tienden a sobrestimar cuántas calorías queman durante el ejercicio físico, especialmente con actividades moderadas. Las aplicaciones o dispositivos de seguimiento de actividad física a veces proporcionan estimaciones imprecisas estimando por encima, algo que debemos tener en cuenta. Esto puede hacer que creas que estás en un balance energético negativo cuando en realidad no lo estás, lo que dificulta la pérdida de peso.

Ignorar la Tasa Metabólica Basal (TMB)

Sabemos que la TMB es la cantidad de energía que tu cuerpo necesita en reposo para realizar funciones vitales. El hecho de no incluir este componente en el cálculo del gasto energético diario puede llevar a subestimar cuántas calorías necesitas realmente. En consecuencia puede ser que reduzcas demasiado tu ingesta calórica, lo que puede afectar a tu metabolismo a medio y largo plazo lastrando la pérdida de peso.

No tener en cuenta el efecto térmico de los alimentos

Ignorar la energía utilizada en la digestión, absorción, y metabolismo de los alimentos puede llevar a un cálculo impreciso del gasto calórico total, lo que afectará a la precisión de los cálculos del balance energético.

No reajustar el cálculo a medida que cumplimos objetivos

A medida que pierdes peso o ganas masa muscular, tu TMB y otros componentes del gasto energético pueden cambiar. Es necesario hacer ajustes en tus cálculos regularmente para reflejar estos cambios. El hecho de no ajustar los cálculos puede llevar a un estancamiento en la pérdida de peso o a un aumento de peso no planificado ya que sigues actuando con los datos del inicio.

No tener en cuenta la variabilidad diaria

El gasto energético puede variar de un día a otro dependiendo de factores como la actividad física, el estrés, y el descanso nocturno. Es importante tener en cuenta esta variabilidad ya que puedes encontrarte con fluctuaciones de peso que no se explican por tu ingesta calórica estimada, lo que puede ser frustrante y desmotivador.

Estos errores pueden evitarse prestando atención a los detalles y utilizando herramientas precisas para registrar la ingesta y el gasto calórico. Ajustar tus cálculos de forma regular y ser consciente de las variables que afectan tu balance energético te ayudará a mantener un control más efectivo sobre tu salud y peso.

Conclusiones

  • Comprender el equilibrio entre las calorías que ingieres y las gastadas es fundamental para gestionar el peso corporal. Cuando el consumo de calorías supera el gasto, el cuerpo almacena el exceso como grasa; cuando el gasto es mayor que la ingesta, se movilizan las reservas de grasa para cubrir el déficit energético.
  • Saber cuántas calorías necesitas para mantener tu peso es el primer paso para decidir si deseas perder, mantener o ganar peso. Crear un déficit calórico (consumir menos de lo que se gasta) es esencial para perder grasa, mientras que un superávit calórico (consumir más de lo que se gasta) es clave para ganar masa muscular de forma efectiva.
  • Calcular balance energético te permite ajustar tanto tu alimentación como tus actividades físicas para alcanzar tus metas de peso. Esta estrategia permite tomar decisiones informadas sobre tu dieta y actividad física de acuerdo con los objetivos, el tipo de ejercicio, y los niveles de actividad física diaria.
  • El balance energético está influido por múltiples factores individuales como la edad, el sexo, la composición corporal o el estado hormonal. Su comprensión te permite ajustar mejor las necesidades calóricas, adaptándolas al contexto individual para un control de peso más preciso.
  • Evitar los errores comunes en el cálculo del balance energético como sobreestimar las calorías quemadas durante el ejercicio o subestimar la ingesta calórica, pueden dificultar el alcance de los objetivos

Referencias

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